el imperio del sol

Todo en la isla está sometido y condicionado
bajo el imperio del sol. Los vientos que la recorren se detiene allí, en esa
especie de agujero que es la ciudad, para convertirse en un horno durante parte
del día. Sólo a primeras horas de la mañana, cuando la brisa marina parece
refrescar los cuerpos de los durmientes colándose entre las sábanas, la ciudad
parece que despierta.
Para mitigar la sensación de que nada cambia,
el insular se mueve, y lo hace, preferentemente, dentro de su coche cápsula,
desplazándose en este medio aunque las distancias sean de tan cortas,  irrisorias. 
Todo sea por parecer que se va lejos, que se  aleja de del mismo sitio donde estaba.
A la una del mediodía la actividad desaparece
por completo y sus gentes regresan a sus  casas. Nadie, salvo necesidad perentoria, sale
de casa antes de las seis de la tarde de sus hogares. En este tiempo el insular
come, se tumba en el sofá y se deja adormecer frente a un televisor que rara
vez escucha. 
Nada importa porque nada cambia.
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9 pensamientos sobre “el imperio del sol”

  1. Por casualidad he visto ahora mismo que has "reabierto" el blog. No sabes cómo me alegro.
    S. me ha dicho que te han enviado a Lanzarote?. Obviamente tenemos que buscar un momento para vernos y hablar tranquilamente, después del fallido encuentro en Madrid el pasado julio.
    Besos

  2. Has cambiado de ciudad o de isla?
    Pediste en el concurso de traslado? no es necesario que respondas a mis preguntas… solo trato de entender el porqué de tu nueva ciudad, este nuevo enfoque y el descubrimiento de las novedosas descripciones que leemos en tu blog.

    Ya es por la tarde, la ciudad comenzará agitarse.

    🙂

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